lunes, 20 de julio de 2009

Autoconocimiento

Cierta vez el Rebe de Kotzk afronto a un joven que habia ido a verlo en su corte jasidica:" Por que has venido ? le pregunto."He venido a encontrar a Di-s" respondio el joven." Es una lastima que hayas desperdiciado tu tiempo y tu dinero". dijo el Rebe." Di-s esta en todas partes. Tambien pudiste haberlo encontrado en tu propio hogar""Entonces,Con que proposito deberia haber venido ?·Pregunto eljoven." Para encontrarte a Ti mismo" respondio el Rebe. " Para encontrarte a Ti mismo!!".
El hombre que no se conoce a sí mismo y se desanima completamente cada vez que la Mala Inclinación lo domina, nunca podrá corregirse. ¿A qué es comparable?...
La Auto-Corrección del Hombre
"Conócete a ti mismo"
El primer principio y la condición indispensable para que el hombre pueda corregirse en este mundo, es que se conozca a sí mismo, es decir que sepa que posee la Mala Inclinación.
El hombre debe saber que tal como nació con manos, piernas, oídos, etc. y no tiene ninguna pregunta ni crítica sobre su estructura física, así debe saber, sin dudas o preguntas, que nació con la Mala Inclinación. ¡Muchos viven desmoralizados por el hecho de poseerla, esto es una gran estupidez! Así fuiste constituido, con el fin de sobreponerte a ella.
El hombre que no se conoce a sí mismo y se desanima completamente cada vez que la Mala Inclinación lo domina, nunca podrá corregirse. ¿A qué es comparable? a alguien que tiene entre sus manos un mapa de carreteras pero no sabe donde se encuentra; aunque tenga el mapa más preciso y detallado del mundo en sus manos, no le será de ninguna ayuda, y no podrá de ninguna manera encontrar su camino si no sabe en qué lugar está.
El mapa del camino del arrepentimiento es todavía más difícil de interpretar y contiene numerosas ocultaciones e impedimentos. Incluso el hombre que sabe donde se encuentra, es decir que se conoce a sí mismo, debe trabajar duro para encontrar su camino y corregirse. Pero si no sabe dónde está, ciertamente se perderá y se equivocará más y más…
¡Hay que comprender bien este punto! Para llegar a transformarse en un perfecto justo que no transgrede y que también cumple todos los Preceptos Divinos a la perfección, hay que recorrer un camino muy largo, tan largo como toda la vida del hombre. Incluso un hombre serio, perseverante y que hace el máximo para alcanzar su perfección y corrección, es inevitable que tropiece varias veces en su senda, una vez tal transgresión, y otra vez otra. Una vez la cólera, y otra vez la maledicencia, o los apetitos que lo persiguen por todas partes y que no le dan tregua. Sin hablar de las numerosas pruebas que lo esperan, como su subsistencia, las confrontaciones con su familia...
En resumen, el hombre no deja de luchar en este mundo hasta el día de su muerte, y como en toda guerra, a veces es el vencedor, y a veces es el vencido. A veces él aventaja, y otras veces es el abrumado, igual como dos hombres que luchan uno contra otro: cuando uno ve que el otro lo domina, se esfuerza todavía más para aventajarlo. La regla es la siguiente - cuando el hombre desea acercarse al Creador y arrepentirse, debe atravesar miles y miles de altos y bajos...
Además, a medida que el hombre progresa en la vía del arrepentimiento, su Mala Inclinación se refuerza y crece con él, como enseñaron los Sabios: "Cuanto más grande es espiritualmente el hombre que su prójimo, así también su Mala Inclinación es más grande." Muchos se equivocan y creen que después de haber logrado un cierto nivel o éxito en el camino de la espiritualidad, la Mala Inclinación los deja definitivamente; pero de pronto ven que es exactamente lo contrario, ellos poseen una Mala Inclinación mucho más poderosa.
La explicación es esta: cuando el hombre tiene un pensamiento de arrepentimiento, entonces mediante sus buenas acciones mata la Mala Inclinación que posee en ese momento. Luego, otra Mala Inclinación lo ataca, todavía más fuerte que la primera. Por lo tanto, si el hombre no se sobrepone a ella, la nueva Mala Inclinación lo dominará, y necesitará fortalecerse nuevamente contra esta, todavía más.
Por consiguiente, si el hombre cae en la tristeza cada vez que la Mala Inclinación o los impedimentos lo abruman, pasará todos sus días en la tristeza y ciertamente perderá esta guerra. Pero sólo si se despierta, comprende y acepta que esta es la realidad, sólo entonces podrá comenzar a luchar verdaderamente. Y si así lo hará, ciertamente ganará la batalla, e incluso sentirá un gran placer del combate mismo.

(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi aShalom Arush)

No hay comentarios:

Publicar un comentario